sábado, 26 de enero de 2013

Woody Allen.- Diario de rodaje de "Vicky Cristina Barcelona"



 QUERIDO DIARIO ESPAÑOL:

2 de enero.
He recibido una oferta para escribir y dirigir una película en Barcelona. Tengo que ser precavido. España es soleada y yo pecoso. El dinero no es mucho, pero mi agente se las ingenió para darme un décimo del uno por ciento de todo lo que la película recaude una vez que sobrepase los cuatrocientos millones de dólares. No tengo idea alguna para Barcelona salvo la de dos judíos que inician una firma de entrega de embalsamamientos. Puedo llegar a cambiarla.

5 de marzo.
Me he reunido con Penélope Cruz y Javier Bardem. Ella es arrebatadora y más sexual de lo que imaginaba. Durante la entrevista, mis pantalones echaban fuego. Bardem es uno de esos actores de genialidad desbordante que claramente necesitan mi mano dura.

2 de abril.
Le he ofrecido un papel a Scarlett Johansson. Antes de aceptar, me dice que el guión debe ser aprobado por su agente y por su madre. Luego tendrá que aprobarlo el agente de su madre. En plena negociación, cambia de agentes, luego ambos cambian de madre. Scarlett tiene talento, pero da mucho trabajo.

1ro de junio.
Llegada a Barcelona. Asientos en primera clase. Hotel prometido de media estrella, el año que viene instalarán el agua corriente.

5 de junio.
La filmación ha comenzado agitada. Rebecca Hall, muy joven y en su primer rol importante, es un poco más temperamental de lo que pensé y me barrió del set. Le expliqué que el director debe estar presente para dirigir el film. Por más que traté no pude convencerla y debí disfrazarme del hombre que entregaba la comida para poder entrometerme nuevamente en el set.

15 de junio.
El trabajo finalmente se encarrila. He rodado una tórrida escena de amor entre Scarlett y Javier. Hace unos años hubiese interpretado yo su papel. Cuando se lo he dicho a Scarlett, ha soltado un enigmático "uh-huh". Scarlett llegó tarde al set y la he regañado, explicándole que no tolero retrasos de mis actores. Ha escuchado con respeto, aunque me ha parecido que mientras yo hablaba, ella ha encendido su iPod.

20 de junio.
Barcelona es una ciudad maravillosa. Multitudes salen a las calles para vernos trabajar. Por suerte se dan cuenta que no tengo tiempo para firmar autógrafos, entonces se los piden a los miembros del elenco. Más tarde traigo unas fotos mías de 8 por 10 en la que le doy la mano a Spiro Agnew (vicepresidente durante el gobierno de Nixon en USA) y me ofrezco a firmárselas, pero para entonces la multitud se había dispersado.

26 de junio.
Filmamos en La Sagrada Familia, la obra maestra de Gaudí. Pensaba que tengo mucho en común con el gran arquitecto español. Los dos desafiamos las convenciones, él con sus asombrosos diseños y yo usando un babero para langostas en la ducha.

30 de junio.
Las tomas diarias se ven bien. Y aunque la idea de Javier de agregar una escena con una invasión masiva de marcianos con miles de extras y elaborados platillos voladores no me pareció muy buena, igual la filmaré para dejarlo contento y quedará en el cuarto de edición.

3 de julio.
Scarlett ha venido hoy con una de esas preguntas que hacen los actores. "¿Cuál es mi motivación?". He dado un respingo: "Tu salario". Entonces me ha dicho que estaba bien pero que necesitaba mucha más motivación para continuar. El triple. De lo contrario amenazaba con irse. Le gané de mano con su treta y me fui primero. Luego se fue ella. Ahora estamos tan alejados que necesitamos gritar para oírnos. Entonces ella dijo que iba a saltar. Yo salté también... Pronto estábamos en un impasse. En el impasse corrí hacia mis amigos y bebimos juntos. Por supuesto quedé atascado con la cuenta.

15 de julio.
Otra vez he tenido que ayudar a Javier con las escenas de sexo. La secuencia requiere que él agarre a Penélope Cruz, le arranque la ropa y la arrastre a la cama. Ha ganado un Oscar y todavía necesita que le enseñe a interpretar una pasión. Agarré a Penélope y le arranqué la ropa sin saber que todavía no se había cambiado y que era su caro vestido el que había destrozado. Sin dudarlo la llevé frente a la chimenea y me eché sobre ella. Escurridiza como es, rodó a un lado una fracción de segundo antes que yo aterrizara en el piso causándome la fractura de ciertos dientes clave. Buen día de trabajo. Volveré a comer sólido en agosto.

30 de julio.
Las tomas diarias lucen brillantes. Probablemente sea muy temprano para planear la campaña para los Oscars. Sin embargo algunas notas para el discurso de agradecimiento, me ahorrarán tiempo más tarde.

3 de agosto.
Supongo que es parte de esta profesión. Como director uno es en parte maestro, en parte psicólogo, figura paterna, gurú. ¿Con el paso de las semanas ambas, Scarlett y Penélope, han desarrollado un enamoramiento hacia mí? El frágil corazón femenino. Me doy cuenta por el pobre Javier que observa envidioso cuando las actrices me regalan ciertas miradas, pero yo le explico que ese desenfrenado deseo femenino por un icono del cine, particularmente por uno que utiliza un desprecio de frío comando, es de esperarse. Mientras cuando me acerco al set cada mañana bañado y frescamente perfumado, entre Scarlett y Penélope hay un frenesí virtual. Nunca me ha gustado mezclar negocios con placer, pero quizá deba hacerme cargo de la pasión de cada una por una buena llegada a término del film. Tal vez le pueda dar a Penélope miércoles y viernes, satisfaciendo a Scarlett martes y jueves. Como en un estacionamiento alternativo. Esto dejaría el lunes libre para Rebecca, a quien detuve justo cuando se iba a tatuar mi nombre en su nalga. He bebido unos tragos con las damas del elenco para fijar algunas reglas. El viejo sistema de los cupones de racionamiento podría funcionar.

10 de agosto.
Escena emocional de Javier. He tenido que darle unas pautas. Mientras me imita, todo va bien, pero en el momento en que intenta su propia actuación, se pierde. Entonces solloza y se pregunta cómo sobrevivirá cuando ya no le dirija. Intento explicarle con educación y firmeza que debe hacerlo lo mejor que pueda sin mí y que debe intentar recordar mis consejos. Sé que le he animado, porque al dejar su camerino he escuchado sus risas y las de sus amigos.

20 de agosto.
He hecho el amor simultáneamente con Scarlett y Pénelope en un esfuerzo para mantenerlas felices. El trío me dio una idea para el clímax de la película. Rebecca golpeaba y golpeaba la puerta. Finalmente la dejé entrar, pero estas camas españolas son tan pequeñas que no entrábamos los cuatro y cuando ella se nos unió yo no paraba de rebotar en el piso.

25 de agosto.
Hoy terminamos la filmación. Con la fiesta usual y su tristeza. Baile suave con Scarlett. Se le quiebra un dedo. No es mi culpa. Cuando ella me empujó para alejarme se lo pisé. Penélope y Javier están ansiosos por trabajar conmigo nuevamente. Dijeron que si alguna vez tengo otro guión trate de encontrarlos. Trago del adiós con Rebecca. Momento sentimental. El equipo completo entra al lugar y me regala una birome. Hemos decidido llamar a la película "Vicky Cristina Barcelona". Las cabezas de estudio han visto todo el material. Aparentemente aman el filme y están en conversaciones para estrenarla en una colonia de leprosos. Se está muy solo en la cima.

Con amor, Woody Allen.

William Shakespeare.- Othelo




(Acto III, escena III)

YAGO.- Señor, temed mucho a los celos, pálido monstruo, burlador del alma que le da abrigo. Feliz el engaño que descubre el engaño y consigue aborrecer a la engañadora, pero ¡ay del infeliz que aún la ama, y duda, y vive entre amor y recelo!

OTELO.- ¡Horrible tortura!

YAGO.- Más feliz que el rico es el pobre, cuando está resignado con su suerte. Por el contrario el rico, aunque posea todos los tesoros de la tierra, es infeliz por el temor que a todas horas le persigue, de perder su... ¡Dios mío, aparta de mis amigos, los celos!

OTELO.- ¿Qué quieres decir? ¿Imaginas que he de pasar la vida entre sospechas y temores, cambiando de rostro como la luna? No: la duda y la resolución sólo pueden durar en mí un momento, y si alguna vez hallares que me detengo en la sospecha y que no la apuro, llámame imbécil. Yo no me encelo si me dicen que mi mujer es hermosa y alegre, que canta y toca y danza con primor, o que se complace en las fiestas. Si su virtud es sincera, más brillará así. Tampoco he llegado a dudar nunca de su amor. Ojos tenía ella y entendimiento para escoger. Yago, para dudar necesito pruebas, y así que las adquiera, acabaré con el amor o con los celos.

YAGO.- Dices bien. Y así conocerás mejor la lealtad que te profeso. Ahora no puedo darte pruebas. Vigila a tu esposa: repárala bien cuando hable con Casio, pero que no conozcan tus recelos en la cara.
No sea que se burlen de tu excesiva buena fe. Las venecianas sólo confían a Dios el secreto, y saben ocultársele al marido. No consiste su virtud en no pecar, sino en esconder el pecado.

OTELO.- ¿Eso dices?

YAGO.- A su padre engañó por amor tuyo, y cuando fingía mayor esquiveza, era cuando más te amaba.

OTELO.- Verdad es.

YAGO.- Pues la que tan bien supo fingir, hasta engañar a su padre, que no podía explicarse vuestro amor sino como obra de hechicería...
Pero ¿qué estoy diciendo? Perdóname si me lleva demasiado lejos el cariño que te profeso.

Imagen: fotograma de la película de Orson Welles, Othelo, el moro de Venecia