sábado, 14 de septiembre de 2013

Retratos de una obsesión ("One hour Photo".- Mark Romanek, 2002)



"Si las fotos tuvieran algo que decir, sería: "Estuve aquí, existí. Era joven y feliz y alguien se preocupó lo suficiente por mí para tomarme una foto".


"Las fotos suelen mostrar fotos sonrientes. Nacimientos, bodas, vacaciones, fiestas de cumpleaños de niños. La gente hace fotos de los momentos felices de su vida. Cualquiera que mirara nuestro álbum de fotos, concluiría que hemos tenido una existencia dichosa y de ocio, libre de tragedias. Nadie hace nunca fotografías de las cosas que quiere olvidar."


"Cuando las casas de las personas están en llamas, ¿qué es lo primero que salvan después de que sus mascotas y seres queridos están a salvo? Sus fotos familiares".


"las cosas que más tememos son las cosas que ya nos han pasado"
 
 

Jean Piaget.- la educación



" La meta principal de la educación es crear hombres que sean capaces de hacer cosas nuevas no simplemente de repetir lo que otras generaciones han hecho; hombres que sean creativos, inventores y descubridores. La segunda meta de la educación es la de formar mentes que sean críticas, que puedan verificar y no aceptar todo lo que se les ofrece. "
" Si un individuo es pasivo intelectualmente, no conseguirá ser libre moralmente"

(Jean Piaget)
 Imagen: Robert Doisneau

Eurípides.- Helena



"HELENA: Jamás estuve en Troya, sólo un fantasma estuvo.

MENSAJERO: ¿Cómo?

¿Batallamos allí por una simple nube?"


Imagen: Antonio Cánova

Homero.- Ilíada (Muerte de Héctor )




 —¡Héctor! Cuando despojabas el cadáver de Patroclo, sin duda te creíste salvado y no me temiste a mí porque me hallaba ausente. ¡Necio! Quedaba yo como vengador, mucho más fuerte que él, en las cóncavas naves, y te he quebrado las rodillas. A ti los perros y las aves te despedazarán ignominiosamente, y a Patroclo los aqueos le harán honras fúnebres.

Con lánguida voz respondióle Héctor, el de tremolante casco:
—Te lo ruego por tu alma, por tus rodillas y por tus padres: ¡No permitas que los perros me despedacen y devoren junto a las naves aqueas! Acepta el bronce y el oro que en abundancia te darán mi padre y mi veneranda madre, y entrega a los míos el cadáver para que lo lleven a mi casa, y los troyanos y sus esposas lo pongan en la pira.


Mirándole con torva faz, le contestó Aquileo, el de los pies ligeros:
—No me supliques, ¡perro!, por mis rodillas ni por mis padres. Ojalá el furor y el coraje me incitaran a cortar tus carnes y a comérmelas crudas. ¡Tales agravios me has inferido! Nadie podrá apartar de tu cabeza a los perros, aunque me den diez o veinte veces el debido rescate y me prometan más, aunque Príamo Dardánida ordene redimirte a peso de oro; ni aun así, la veneranda madre que te dio a luz te pondrá en un lecho para llorarte, sino que los perros y las aves de rapiña destrozarán tu cuerpo.

Contestó, ya moribundo, Héctor, el de tremolante casco:
— ¡Bien te conozco, y no era posible que te persuadiese, porque tienes en el pecho un corazón de hierro. Guárdate de que atraiga sobre ti la cólera de los dioses, el día en que Paris y Febo Apolo te harán perecer, no obstante tu valor, en las puertas Esceas.

Apenas acabó de hablar, la muerte le cubrió con su manto: el alma voló de los miembros y descendió al Hades, llorando su suerte, porque dejaba un cuerpo vigoroso y joven. Y el divino Aquileo le dijo, aunque muerto le viera:
—¡Muere! Y yo perderé la vida cuando Zeus y los demás dioses inmortales dispongan que se cumpla mi destino.


(Traducción de Luis Segalá y Estalella)

Imagen: Briton Riviere.- Héctor muerto

Fragmentos de "Rosaura a las diez" - Marco Denevi




"Algunos se quejan del odio. Pero ésos ignoran que la indiferencia es más terrible que el odio. Porque el odio es como un fuego que quiere destruir, pero quiere destruir a quien considera alguien. El mismo hecho de que quiera destruirlo le hace al menos la justicia de reconocerle un valor. Pero la indiferencia no. La indiferencia es un hielo, un hielo que, mientras lo momifica, le perdona a vida, se la perdona nada más que para eso, para que usted se sienta momia, se sepa momia, en el frío y en la oscuridad de un sarcófago. La indiferencia lo convierte a usted en un cero, en esa nada de la serie aritmética, que no suma, ni resta, ni multiplica, ni divide, que no agrega ni quita y está fuera de todas las operaciones."
" El hombrecito no tenía trazas de don Juan, pero nunca se sabe. El comprendió perfectamente a dónde yo iba. Y tanto lo comprendió, que se puso rojo como un tomate. Le diré que es hombre de enrojecer a cada tres por cuatro, como pronto lo comprobé, pero se ruboriza con tanta frecuencia, que esos tornasoles son ya el color de su cara.
-Finalmente -dije (y aquí hice una pausa)-, finalmente, señor. No es que yo desconfíe de usted. Líbreme Dios de ello. Al contrario, al contrario. Usted parece persona de bien, seria y respetable. Dicen que la cara es el espejo del alma, y usted tiene cara de bueno. Pero ni la cara de usted, desgraciadamente, me salva de ser viuda, ni de tener tres hijas a mi exclusivo cargo, ni de vivir en los calamitosos tiempos en que vivimos, con las Europas en guerra. Sin un hombre que mire por mí, he tenido que salir a la arena, como dicen, a pelear por mi sustento y por el de mis tiernas hijas, y en tales lides, donde la natural debilidad de la mujer no encuentra sino desventajas, mucho es lo que llevo padecido, porque yo soy la del refrán, que duelos me hicieron negra, que yo blanca me era, así que excusado será que tenga la piel sensible quien de cicatrices anda vestido. "

"Rosaura a las diez" (1955) es posiblemente la obra más recordada del escritor argentino Marco Denevi (1922-1998), un autor que aportó ingenio y humor a la narrativa de su país y que lograba hacer de sus descripciones de los ambientes de Buenos Aires -ciudad donde nació- verdaderas joyas. Sobre su estilo se ha escrito que "elementos característicos de las obras de este «ejercitador de las letras» -como alguna vez él mismo se ha definido-, siempre admirablemente bien construidas, son los personajes que bordean lo estrafalario cuando no incurren de lleno en ello, la ambigüedad de la percepción y el conocimiento, el predominio de la intriga y un humor que tiende al negro" . Entre sus otras obras son reseñables: Falsificaciones (1965), Un pequeño café (1968), Los expedientes (1957), El cuarto de la noche (1962). Su cuento "Ceremonia secreta" fue también llevado al cine por Joseph Losey en 1968 teniendo como actores a Elizabeth Taylor, Robert Mitchum y Mia Farrow. Os recomiendo el visionado de "Rosaura a las Diez", os encantará.