jueves, 19 de diciembre de 2013

Olivia de Havilland versus Joan Fontaine: 100 años de odio

Olivia de Havilland (izq) junto a su hermana Joan Fontaine (dcha)

Hay odios legendarios en Hollywood como el de Bette Davis y Joan Crawford, pero había otros, puede que incluso más intensos. Una de las protagonistas es la dulce y delicada Melania, osea Olivia de Havilland, que mantenía un enconado desencuentro con su hermana, la inmortal Rebeca, o lo que es lo mismo, con la recientemente fallecida Joan Fontaine. Las dos lucharon por los mismos papeles, por los mismos hombres, por los mismos premios y hasta hace poco se encontraban las dos librando su última batalla, según cuenta Joan:

"Me casé primero, gané el Oscar antes que Olivia y, si muero primero, sin duda se pondrá furiosa porque también le habré ganado en eso"

Y es que no es fácil encontrar una pareja de hermanas tan longevas, la Fontaine llegó a los 96 y Olivia todavía sigue vivita y coleando a los 97 años; pero todavía es más difícil encontrar dos hermanas que hayan ganado el Oscar: Joan Fontaine lo hizo por "Sospecha" (1942) y estuvo nominada otras tres veces, mientras que Olivia lo hizo por 'Vida íntima de Julia Norris' (1946) y 'La heredera' (1949) y otras tres nominaciones, pero el doble salto mortal viene cuando sabemos que esas dos singulares personajes de vida tan intensa y tantas presuntas afinidades llevaban la friolera de 40 años sin hablarse. Joan Fontaine ha sentenciado alguna vez: "Es posible separarse de una hermana, igual que de un marido" , "No la veo jamás ni tengo la menor intención de hacerlo." y parece que se mantuvieron firmes en su propósito hasta el último momento.

La cosa venía desde la más tierna infancia. Según la Fontaine, Olivia nunca llevó bien tener una competidora de 15 meses menos compitiendo por el amor y cariño de sus padres y que por su salud enfermiza recibía más mimos: "Siento no recordar ni un solo acto de dulzura por su parte a lo largo de toda mi infancia" decía de Olivia.

Olivia de Havilland y Errol Flynn en "Dodge City"
Cuando llegaron al cine las hostilidades subieron de grado, un ámbito por el compitieron por grandes papeles. Estas dos chicas, nacidas curiosamente en Tokio, no podían tener en común ni el apellido artístico. Su madre las llevaba juntas a los castings y las hacía competir entre ellas por los mismos papeles, provocando continuas disputas y peleas. En la carrera por el estrellato, la primera en triunfar fue Olivia de Havilland gracias a taquillazos como "El capitan Blood" (1935) junto a Errol Flynn, con el que formó una pareja mítica en peliculas como: "Robin de los bosques" (1938), "La carga de la brigada ligera" (1938) "Dodge City, ciudad sin ley" (1939) "Murieron con las botas puestas" (1941)... Estos éxitos hicieron de Olivia la favorita de su madre, quien prohibió a Joan que utilizase el apellido familiar a fin de que Olivia fuera la única "de Havilland" de Hollywood. Joan no se arredró y decidió tomar el apellido de su padrastro para cumplir con la prohibición de su madre y de camino evitar que la confundieran con su hermana mayor.

A pesar del brillo de Olivia, se cuenta que el papel para Melania en "Lo que el viento se llevó" (1939) le fue propuesto en principio a Joan Fontaine, quien después de entender, equivocadamente, que el papel que le ofrecía Selznick, con el que entabló cierta amistad, no era de importancia y en nada ayudaría a su carrera, lo rechazó y propuso a su hermana para el rol: "Si quieren a alguien para hacer de pava, llamen a mi hermana Olivia" cuentan que le dijo a Selznick. El impacto causado por este papel fue grande en la carrera de Olivia y la hizo favorita al año siguiente para que el afamado Hitchcock le diera el papel de su primera película en Estados Unidos, Rebeca, pero la sorpresa fue que la elegida por el director inglés no fue otra que su hermana Joan Fontaine. El papel logrado en Rebeca fue tan jugoso y tuvo tanta popularidad que incluso hizo que la prenda que vestía la Sra. de Winter en la película pasara de llamarse cardigan a ser conocido como "rebeca". Joan Fontaine se convertiría asi en una estrella de la noche a la mañana desatando los celos de su hasta entonces aventajada hermana.

Joan Fontaine en "Rebeca"

La cosa se agravaría cuando al año siguiente repitiera con Hitchcock y consiguiera el Oscar por "Sospecha" en unos premios en los que también estaba nominada al galardon de mejor actriz principal su hermana por "Si no amaneciera". Fontaine recordaba en su autobiografía la recogida del premio: "Fue un momento agridulce. Me quedé de piedra. Miré fijamente al otro lado de la mesa, donde estaba sentada Olivia. '¡Sube ahí arriba!', susurró autoritariamente" (...) "Toda la antipatía que sentíamos mutuamente de niñas... toda se hizo presente en imágenes caleidoscópicas. Sentía que Olivia se lanzaría sobre la mesa y me tiraría del pelo".

Ciertamente, después Olivia de Havilland se resarciría con dos magníficos Oscar, tomándole delantera a su eterna rival, a su propia hermana y cuando esta intentó felicitarla en la ceremonia de entrega, según cuenta la Fontaine: "Me lanzó una mirada, ignoró mi mano, agarró su Oscar y se marchó" Pero el caso es que no era ese el único frente abierto. Joan Fontaine se casó con un antiguo novio de Olivia de Havilland y más tarde cuando esta estaba y también tuvo algún que otro escarceo con otro novio de Olivia, el famoso Howard Hawks.

Foto de cuando se reconciliaron en 1975
El remate final llegó cuando su madre enfermó de cáncer en 1975, ante esta situación las hermanas intentaron restañar viejas heridas y se unieron para cuidar a su madre, pero poco después Joan Fontaine tuvo que partir para una gira, y recibió el aviso de Olivia de que su madre iba a ser operada, pero no de que fallecería en la operación, cosa que no supo hasta dos semanas más tarde. 

Se cuenta que en la entrega de los premios Oscar de 1979, las hermanas exigieron ocupar habitaciones de hotel separadas por diez plantas y ser situadas en extremos opuestos del teatro a fin de no tener que cruzar ni tan solo una mirada. Joan sentenció entonces: "Mi hermana es un león. Yo, un tigre. Y, según las leyes de la jungla, nunca podremos ser amigas".

Y desde entonces la distancia no ha hecho sino aumentarse, tanto como un océano, una vivía en Nueva York y la otra en Paris. Como decía Joan, aparentemente la más habladora sobre esta enemistad: "Para mí es como si no existiese. Nos odiamos tanto cuando éramos jóvenes que ahora hemos agotado la carga de odio y nos limitamos a ignorarnos".

"Mi hermana es un león. Yo, un tigre.
Y, según las leyes de la jungla, nunca podremos ser amigas".