lunes, 30 de junio de 2014

Cine y filosofía: Blade Runner



No es casual que en un álbum titulado “cine y filosofía” comencemos con Blade Runner. Y es que esta indiscutible película de culto y obra maestra del género de ciencia ficción no sólo marcó profundamente la evolución del cine, de la publicidad y del vídeo musical, sino que ha dado lugar a múltiples reflexiones en artistas, cineastas e intelectuales de todo el mundo. Blade Runner posee una profundidad pocas veces alcanzada, así como múltiples lecturas, tanto en el contenido como en su forma técnica y estética. Filosóficamente, son muchos los temas planteados que merecen una honda reflexión, empezando por la propia humanidad: los androides son más humanos que los propios hombres, y como ellos, se cuestionan los grandes interrogantes que han acompañado al ser humano desde que de éste se tiene noticia: de dónde venimos, a dónde vamos, por qué hemos de morir, quién nos ha creado y cómo es… La búsqueda del mejor de los Nexus, el encarnado por Rutger Hauer, marca el desarrollo de la película: él sólo quiere vivir más, no morir, pues siente que aún tiene mucho que ver y sentir, y por ello busca a su creador, al ingeniero que lideró el equipo que los creó, un ser que es lo más similar a un dios. Y por supuesto, la idea de que nuestra humanidad e identidad depende de nuestros recuerdos, de nuestra memoria… Rachel no duda de su humanidad por que posee claras imágenes de su infancia y de su familia. Al final, Nexus 6, ante la cercanía de la muerte, valorará tanto su vida que salvará la de su perseguidor. Y en el bellísimo monólogo final del personaje, nos muestra cómo ha ido construyendo sus propios recuerdos, y como sus vivencias, sensaciones y sentimientos –especialmente ante la belleza del mundo- han hecho de su vida algo que ha merecido la pena y que es inigualable.
Tremendamente visionaria, nos adelantó la imagen de un mundo que se ha ido haciendo realidad paulatinamente, y que con probabilidad lo igualará o superará: por ejemplo, las consecuencias del efecto invernadero se dejan ver en la permanente oscuridad de la ciudad, la continua lluvia que no cesa… La omnipresente y sobredimensionada publicidad, que es un fondo continuo durante todo el desarrollo de la película, así como la presencia generalizada de orientales atiborrando las calles –y los negocios- de la ciudad… todo ello son signos de evidente anticipación de un futuro que no nos resulta extraño.
Décadas después de su estreno, Ridley Scott editó otra versión de la película, que se comercializó como “ Director´s cut”, y que, según parece, era más fiel a la idea original de Scott (aunque por oposición de Harrison Ford, no llegó a editarse para su estreno) En esta versión, no hay voz en off, por lo que hay información que realmente no llegamos a conocer y, sobre todo, se deja entrever que el Blade Runner, Harrison Ford, era un replicante. Esta fue la idea a la que más se opuso el actor, ya que carecía de sentido al no poseer la superioridad física o intelectual que era evidente en los replicantes. La originaria idea de mostrar al final que el policía era artificial se dejaba intuir por las figuritas de papel que el inspector iba dejando repartidas por los lugares más insospechados, siempre con la proximidad de Harrison Ford. Especialmente una de esas figurillas, un unicornio, adquiere sentido cuando podemos introducirnos en un sueño del Blade Runner, con oníricas imágenes del ser mitológico (imágenes aprovechadas por el director de un film anterior, “Legend”) Si el inspector conocía sus sueños, como él mismo conocía los recuerdos de Rachel, tenían que haber sido implantados en su memoria. Por último, al desaparecer la voz en off, en el viaje final no tenemos la información de que Rachel carece de fecha de caducidad, por lo que se trata de un final más amargo, ante la tragedia de un breve futuro de su historia romántica.

(Celia Valdelomar)



Álbum dedicado a la película  


Las mejores frases de Blade Runner  

Eli Wallach por él mismo (Citas):



Hay películas malditas y una de ellas es, sin duda: "Vidas Rebeldes", fue el último trabajo para tres de sus cuatro protagonistas Clark Gable, Marilyn Monroe y Montgomery Clift, al cuarto de ellos, Eli Walach, la muerte lo fue persiguiendo durante la friolera de 53 años…  y cuando ya lo daba por imposible, logró echarle el lazo hace unos días y se lo llevó a la edad de 98 años, después de que el actor lograra mantenerse en activo hasta el último momento -apareció en 2010 en "Los lobos de Wall Street" y en "El escritor"-. 

"Baby Doll"
Son legendarias sus interpretaciones en "Baby Doll", en "Los siete Magnificos", en el Padrino III como el desconfiado y goloso Altobello, pero si por algo es unánimemente recordado es por su papel de Tuco - Tuco Benedicto Pacífico Juan María Ramírez - en el sensacional western a la europea de Sergio Leone, un papel que lo marcó tanto, que no pudo evitar titular su biografía con un guiño al mismo: "El bueno, el malo y yo".

No hablaré mucho más de este actor, pues para eso dejo abajo el sensacional vídeo que "Días de Cine" le ha dedicado repasando de forma muy interesante su vida, pero sí creo que es de interés escuchar al propio Wallach a través de algunas de sus declaraciones, muchas de ellas tomadas de una entrevista que le hicieron en la revista "Dirigido por" hace ya años:

"Siempre viví una contradicción. En el teatro era el personaje pequeño, frágil, incomprendido. En el cine, en cambio, siempre me elegían para hacer de villano."
Calvera - "Los siete magníficos"

“Después de dos años de teatro, me ofrecieron una película en San Francisco. La dirigía Don Siegel y cuando hablamos del precio, como chiste, como broma, dije: quiero diez mil dólares por muerto, y como en la película mataba a cinco personas…”

“Prefiero el teatro (al cine): el teatro es como una corrida de toros. Cuando sube el telón solamente quedamos en el ruedo el toro y yo. No se puede cortar, no se puede uno cubrir, no se puede repetir si sale mal. Es un reto mayor, pero si alguien me para en la calle y me reconoce, puedes estar seguro de que no es por mi interpretación en el teatro, sino por algunas películas. Sobre todo por los westerns”.

"(En Los Siete Magníficos) Hay una escena en la que Yul Brinner me dispara y yo caigo. Cuando mi hijo de doce años estaba viendo la película se enfadó mucho y me dijo muy molesto: ‘Papá ¿es que no eres capaz de disparar más rápido que Yul Brinner?"

"(Elia) Kazan era muy listo. Era como un pescador que sabía sacar lo mejor de Brando, de James Dean. Dean me dijo una vez: ‘Él quiere que haga una película’. Yo le respondí: ‘Pues hazla’. Él dijo: ‘No estoy nada seguro’. Insistí: ‘Hazla’. El fue e hizo Al este del Edén”.

Señor Altobello - El padrino III
“(En Los Vencedores) yo tenía una escena en la cama con Jeanne Moreau. Y para protegerme me hice un tatuaje en el brazo con el nombre de mi mujer”.

“Cuando Coppola hizo El Padrino III, me dijo: ‘Tú vas a hacer el papel de un viejo, viejo amigo de la familia’. Yo le respondí: ‘Si soy tan viejo, viejo amigo de la familia ¿cómo es que no he salido en El Padrino y El Padrino II?"


“Conocí (a Sergio Leone) en California. Me dijo que quería que interpretara un papel importante en la película. Yo le pregunté qué clase de película era, y me respondió que era un Western. ‘¿Un Western italiano? Eso suena a pizza hawaiana’”.
Tuco - El bueno, el malo y el feo

(Sobre su papel de Napoleón en "Las Aventuras de Gérard") “Cuando me llevaron el uniforme, habían dejado un hueco en la guerrera para que pudiera colocar la mano. Y pregunté: ‘Pero ¿qué es esto?’ Y me dijeron que era para que no se deformara el uniforme cuando colocara la mano allí. Pero yo les dije que no iba a poner la mano ahí. ‘Pero todos los Napoleones lo han hecho’, me replicaron. ‘Por eso mismo yo no lo haré’”.

"Crecí viendo a los italianos. Y, en "El bueno, el malo y el feo"  Sergio Leone me dijo: 'Usted tiene que orar aquí y persignarse. ¿Usted sabe cómo persignarse?" Le dije: 'Bueno, yo soy judío, pero sé cómo persignarme porque los italianos lo hicieron todos los días 30, 40 veces al día"


Baby Doll - con Karl Malden

Estuvo a punto de rechazar su papel como el bandido Calvera en "Los 7 magníficos", pero logro darle un toque personal a su personaje: "Fui con (el director John) Sturges y le dije: 'En la película de vaqueros, usted nunca ve lo que los bandidos hacen con el dinero... Yo quiero mostrar cómo lo gastan. Quiero tener camisas de seda. Me pondré dos dientes de oro, quiero un buen caballo, una silla de montar maravillosa'. Sturges dijo: 'Está bien. Ya lo tienes'".



De él dijeron:

Según Sergio Leone "Eli es un judío napolitano, capaz de hacer cualquier cosa ante las cámaras." 

"Es el camaleón por excelencia, alguien capaz de personificar sin esfuerzo a un amplio rango de personajes. A cada uno de ellos le aporta un sello inimitable". Cuando le entregaron el Oscar Honorifico en 2010

Y ahora os dejo con el esplendoroso vídeo que en "Días de cine" le han dedicado con motivo de su muerte y en el que se repasa su extensa trayectoria cinematográfica con gran acierto. No logro poner el vídeo directamente, asi que al menos queda el enlace. Merece la pena