jueves, 11 de junio de 2015

Dorothea Lange, por ella misma (Citas)



"La cámara es un instrumento que enseña a la gente cómo ver sin una cámara"

"La fotografía saca un instante fuera del tiempo. alterando la vida y manteniéndola así"

"Una buena fotografía no es el objetivo. Sus consecuencias sí lo son"

"Mi enfoque se basa en tres consideraciones: Ante todo: ¡Manos fuera! Aquello que yo fotografío, no lo perturbo ni lo modifico ni lo arreglo. En segundo lugar, un sentido del lugar. Lo que yo fotografío, procuro representarlo como parte de su ambiente, como enraizado en él. En tercer lugar, un sentido del tiempo. Lo que yo fotografío, procuro mostrarlo como poseedor de una posición dada, sea en el pasado o en el presente."

"Coloca tu cámara alrededor del cuello mientras te pones los zapatos, y ahí está: un apéndice del cuerpo que comparte su vida contigo."

"Nunca he estado segura de que era una fotógrafa más de lo que Vd. lo estaría de ser Vd. mismo. He sido o he querido ser fotógrafa, o he comenzado a serlo... pero siempre he estado en alguna "fase de fotógrafa".

"Elige un tema y trabájalo hasta el agotamiento... el asunto debe de ser algo que realmente ames o que realmente odies"

"Mientras tal vez en un lugar una fotografía únicamente puede decirnos lo que vemos con nuestros propios ojos, hay otro en la que nos demuestra lo poco que nuestros ojos nos permiten ver"

"Cada vez me doy cuenta más y más de qué se necesita para ser un buen fotógrafo. Debes metértelo en tu cabeza, no solo en tu cuello" 

Las frases son de la sensacional fotógrafa Dorothea Lange; en su tarjeta de visita ponía: "La fotógrafa del pueblo" y ciertamente se hizo famosa por sus fotos de índole social y humanista, reflejando muchas de ellas la penosa situación que vivieron muchos norteamericanos durante la gran depresión. En la foto vemos a un chico de trece años con las manos atadas al arado, cerca de "Americus" (Georgia), en una fecha cercana a 1931. Su foto titulada "La madre migrante" es uno de los grandes clásicos de la historia de la fotografía y ya hace algún tiempo le dedicamos una entrada en exclusiva: "La madre migrante - 1936 - Dorothea Lange" 



viernes, 5 de junio de 2015

El jovencito Frankenstein - (1974 - Mel Brooks)



Hubo un tiempo dorado para los monstruos de la Universal y los comienzos del cine de terror clásico, del que formaron parte Frankenstein, Drácula, la Momia, el Monstruo de la Laguna negra, el Hombre lobo.... Después, aprovechando el filón, vendrían otros subproductos en los que enfrentaban unos monstruos con otros hasta llegar a lo absurdo y, penosamente, a veces también a lo grotesco. Ya en pleno declive del género, llegarían a convertirse en motivo de risa en películas como las de Abbott y Costello, constatando que aquellos monstruos ya no asustaban a nadie. 

En cualquier caso, la imagen de los monstruos clásicos quedó fuertemente arraigada en el imaginario colectivo y son pocos los que no le guardan un profundo cariño a aquellos seres en blanco y negro que nos procuraron nuestras primeras taquicardias. Uno de estos rendidos admiradores del género fue el genial Mel Brooks que se decidió a realizar un remake, en tono humorístico, del clásico de James Whale: "Frankenstein" (1931). 

Mel Brooks no quería el chiste fácil, prefería fabricar una parodia elegante y respetuosa del clásico y para ello apostó por el blanco y negro, se ayudo de parte de los elementos del laboratorio que para la película original creó Ken Strickfaden, dando solidez a la recreación y además se vio ayudado por las soberbias actuaciones de Gene Wilder, Peter Boyle y Martin Feldman en los papeles principales. 

La película es una joya del cine en general y del de humor en particular, de hecho ocupa la posición número trece entre las 100 películas más divertidas de la historia del cine según el American Film Institute. El monstruo bailando un singular "Puttin on the Ritz" es impagable. Sin duda un verdadero elixir contra la cara de cartón y el mal humor.

Puede que fueran los ojos de Martin Feldman (en el rol de Igor) lo que dieran más miedo de toda la película. Y no se olviden, se pronuncia "Aigor". Recuerdan:

Igor:   "¿Doctor Frankenstein?"
Doctor Frankenstein: - «Fronkonstein»
I: "¿Me toma el pelo?"
DF: "No, se pronuncia Fronkonstín"
I: "¿Dice usted también Frodorick?"
DF: "No, Frederick"
I: "¿Por qué no es Frodorick Fronkonstín?"
DF: "Porque es Frederick Fronkonstein"
I: "Muy bien"
DF: "Usted debe de ser Igor"
I: "No, se pronuncia Aigor"
DF: "A mi dijeron que era Igor"
I: "Pues estaban equivocados, sabe..."

O cuando Inga y el Doctor Frankenstein (recuerden que se dice Fronkonstein) están en el laboratorio y al tocarse las manos se dicen:

- Doctor Frankenstein: "¿Está lista?"
- Inga: "Creo que sí, doctor"
-DF: "Levántemela."
- I: "¿Aquí? ¿Ahora?"
- DF: "Sí, sí. La plataforma, levántemela."
-I: "¡Ah, la plataforma! Era eso... Ya.."




TÍTULO ORIGINAL: Young Frankenstein 
AÑO: 1974 
DURACIÓN: 105 min. 
NACIONALIDAD: EEUU

DIRECTOR: Mel Brooks 

REPARTO: Gene Wilder, Peter Boyle, Marty Feldman, Cloris Leachman, Teri Garr, Madeline Kahn, Gene Hackman, Richard Haydn, Kenneth Mars 

PRODUCTORA 20th Century Fox 

PREMIOS: 1974: 2 nominaciones al Oscar: Mejor guión adaptado, sonido 

GUIÓN¨: Gene Wilder & Mel Brooks (Novela: Mary Shelley) 
MÚSICA: John Morris 
FOTOGRAFÍA: Gerald Hirschfeld (B&W) 









jueves, 4 de junio de 2015

Fragmento de "Bomarzo" - Manuel Mújica Láinez



"... Mi gran placer sensual ha derivado siempre - aún hoy persiste esa jerarquía- de la felicidad de los ojos. Ni el orden melódico más exquisito, ni el aroma más raro, ni el contacto de la piel humana más dorada y suave, ni el vino, ni el beso, pueden procurarme el goce que los ojos me brindan. Tampoco, como para ciertas mentes superiores, el juego filosófico con cuanto implica de estímulo trascendente, suple para mí lo que los ojos me regalan. Ni siquiera el juego poético que tanto amo. Los ojos son para mí las compuertas por las cuales penetra en mi interior el río rumoroso y tornasolado del mundo".
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El texto es un fragmento del libro "Bomarzo", obra de Manuel Mújica Láinez, y no hemos podido resistir la tentación de acompañarlo de nuestra imagen de cabecera, en la que los ojos, ansiosos no pueden evitar ir repasando cada foto; un texto al fin, que igual que la fotografía, define la inacabable curiosidad de esta página por todo lo bello.