jueves, 30 de abril de 2015

Charlie Parker, el verdadero "Rey del pollo frito"



De todos es conocido que Charlie Parker, ese genio de saxofón alto que revolucionó el jazz con su nueva concepción del mismo y que dio carta de nacimiento al Be Bop, vivía de forma tan vertiginosa como manaban las notas de sus fantásticos solos. Como diría Julio Cortazar en el cuento "El perseguidor" que está dedicado a Parker, lo que tocaba no era de hoy, lo estaba tocando mañana, tal era su forma de adelantarse a todas las ideas preconcebidas sobre el jazz. De esta manera no es difícil que su sobrenombre, "Bird", sea entendido por todos como una metáfora de su ansia de volar con sus notas hacia otra realidad, de encadenar nota tras nota, buscando desesperadamente, como decía en la película que le dedicó Eastwood, tocar dos notas a la vez. Pero el caso es que la realidad siempre es menos poética y el apodo de "Bird" tiene unos orígenes muy distintos.

Al parecer Charlie Parker tenía una gran afición al pollo frito y en cierta ocasión el vehículo en el que viajaba nuestro protagonista atropelló a una gallina, momento en el cual se activaron las glándulas salivares del músico y le pidió al conductor que parara de inmediato a fin de poder recoger la gallina ya muerta, para después cocinarla y dar buena cuenta de ella. A raíz de esta anécdota sus compañeros empezaron a llamarlo "Yardbird" que puede ser traducido por "ave de corral", nombre con el que incluso Charlie Parker tituló una de sus composiciones más líricas y moderadas, la conocida como "Yardbird suite", así mismo podemos rastrear su fijación por los "pajaritos" en el título de otro de los temas habituales de su repertorio, como el valorado "Ornithology" . Con el tiempo y derivando de ese inicial "Yardbird" con el que todavía es nombrado en multitud de discos y artículos, se ha llegado al actual "Bird" que ha terminado por ser su seña de identidad. Y es que lo que se come se cría… de una forma u otra.