lunes, 22 de enero de 2018

El soldado que salvó la Torre de Pisa de las bombas



No fue cosa fácil la toma de la ciudad de Pisa por las tropas norteamericanas durante la Segunda Guerra Mundial. Corría julio de 1944 y hacía poco que se había tomado la ciudad de Roma sin mayor problema al ser declarada ciudad abierta, pero al aproximarse a Pisa el ejército norteamericano estaba recibiendo fuego enemigo con demasiada precisión causándole numerosas bajas, algo extraño en una zona llana y costera, por lo que pensaron que los alemanes debían de contar con un puesto privilegiado de observación desde el que controlar el campo de batalla y dar instrucciones a sus artilleros sobre donde apuntar con el nuevo arma del mariscal de campo Kesselring, el lanzacohetes Nebelwerfer, capaz de lanzar hasta 20 misiles en rápida sucesión desde un camión adaptado.

Los analistas militares fueron desechando las posibles cotas que pudieran servir a tal fin y al final como principal sospechosa quedó una torre de mármol de casi 60 metros desde encima de la cual se dominaba perfectamente toda la campiña. Era la Torre de Pisa. El ejército Norteamericano ya había tenido que reducir a escombros el artístico monasterio de Montecasino pocas semanas antes por la resistencia ofrecida desde el mismo por los alemanes y ahora,  la famosa Torre, no iba a constituir un freno para su avance. Ante este panorama el Coronel Woods del ejército de EEUU mandó a un jovencito sargento de 23 años llamado León Weckstein junto al operador de radio Charles King, a observar la conocida "Piazza dei Miracoli" donde se ubica la marmórea e inclinada torre, esperando su confirmación vía radio para que la zona fuera bombardeada. Parece que al llegar a las cercanías de la plaza y ver por primera vez aquellas maravillas arquitectónicas para el desconocidas, el sargento Weckstein se quedó totalmente prendado de ellas y sofocado al más puro estilo del síndrome de Stendhal, sentía que aunque quería cumplir la orden era a la vez totalmente incapaz de dar comunicado alguno a sus superiores para que la zona fuera bombardeada. Lo cuenta el propio Weckstein en sus memorias:

León Weckstein en Florencia
"Primero me centré en el punto más alto, el amplio campanario circular de la torre. Podía distinguir fácilmente la silueta sombría de las viejas campanas, ahora tranquila, pero nada se movía. Me tomé mi tiempo buscando lentamente, abajo, y cruzando cada balaustrada elaboradamente adornada, tratando de discernir cualquier cosa que pueda estar escondida dentro de esos recovecos y arcos negros ".... ¡Termina el maldito trabajo! Anhelé volarlo en mil pedazos, pero hasta ahora no había visto nada moverse. Ni una maldita cosa se movió"

Weckstein pensaba en sus compañeros muertos por los proyectiles alemanes, se imaginaba que el mismo era un soldado enemigo agazapado en una de las plantas circulares de la torre riéndose de sus víctimas, buscaba con ello algo que le ayudara a superar el bloqueo en el que se encontraba y dar la orden al operador de radio que esperaba sus indicaciones. Cuando el sargento se lo dijera el operador solo tenía que decir seis palabras "This is Able George One. Fire"; pocos segundos más tarde, una división de infantería con baterías de cañones de 155 mm y un destructor fondeado en el mar cercano habrían destruido la torre y las maravillas que la rodean hasta convertirlo todo en polvo. Pero Weckstein no se decidía a dar luz verde, pasaban los segundos y los minutos y la indecisión era cada vez mayor. Providencialmente recibieron fuego enemigo desde otra posición y no les quedó otra que retirarse a toda prisa del lugar sin haber dado el comunicado en cuestión. Cuando llegaron al campamento, puede que por presiones de las autoridades italianas, los generales decidieron reconsiderar su decisión y no destruir la torre, que se había librado in extremis por el oportuno silencio del sargento Weckstein, quien con los años manifestaría en una entrevista que estaba seguro de que la Torre se encontraba en aquellos momentos ocupada por tropas alemanas.  


Un motivo más para que este famoso enclave, con su Baptisterio, el Duomo y su torre inclinada sea conocida y esta vez no por sus delicias arquitectónicas, como la Plaza de los Milagros.



Fuentes:
01.- http://darozhistoriamilitar.blogspot.com.es/2015/08/o-sargento-que-salvou-torre-de-pisa.html
02.- https://www.theguardian.com/theguardian/2000/jan/13/features11.g23

Las imágenes han sido tomadas de las siguientes páginas:
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